Este trabajo fue presentado en el LVII congreso de la Asociación Psicoanalítica Mexicana
Entramados del cuerpo: el pasado y el futuro del complejo de Edipo
Resumen:
Este trabajo es la presentación de una investigación doctoral de cinco años que abarca dos ejes principales: el cuerpo en psicoanálisis y el complejo de Edipo y diferencia sexual. Estudia también una genealogía del cuerpo y la crisis epistémica por la que hoy el cuerpo atraviesa para pensar posibles formas de pensar diferencia sexual hoy.
Actualmente aparecen en el dominio cultural diferentes formas de pensar diferencia sexual, diferentes prácticas que delimitan lo que es o no posible para un cuerpo. Desde que el ser humano pueda viajar por el universo hasta el uso de nuevas tecnologías, las cirugías de reasignación de sexo o las prácticas de reproducción asistida, hoy aparece un cuerpo que se enhuella dentro de diferentes modos de ser cuerpo que aún estan por pensarse.
Después de una investigación seria, durante el presente trabajo defiendo que para cambiar el estatuto de no representabilidad de ciertos cuerpos que hoy aparecen como “preedípicos” o difíciles para la clínica en tanto “no pertenecen a el complejo de Edipo”, es necesario pensar en Edipo más allá del entramado narrativo que Freud tejió y cuestionar si habríamos de desmantelar el concepto como central del psicoanálisis para hablar de nuevas formas de narratividad del cuerpo.
El trabajo es relevante no solo para pensar diferencia sexual y neosexualidades pero también como una propuesta política de no violencia y de trabajo con los cuerpos que son abyectos del aparato social.
Trabajo- Presentación de los puntos principales de la investigación.
El día de hoy, estoy frente a ustedes defendiendo un trabajo doctoral de tésis que está por publicarse como libro. He querido hacer una presentación que englobe la mayor parte de la investigación teórica para presentar el argumento de que para cambiar el estatuto de representabilidad de los cuerpos que son abyectos del aparato social o del dominio de la teoría psicoanalítica dentro de algunas posturas, es necesario pensar a Edipo más allá del entramado edípico freudiano. Para desglosar este enunciado, primero he de definir algunos conceptos e ir poco a poco hablando de cómo es que defiendo esta idea pues en un primer momento puede sonar como bastante precipitada. Pido su paciencia en mi propuesta hacia una nueva forma de metapsicología y de haber dudas en su aplicabilidad podré dar ejemplos que no menciono en el trabajo pues necesito del tiempo para presentar mi argumento.
Para sostener mi argumento, investigué qué es un cuerpo para psicoanálisis,
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Dentro de la teoría psicoanalítica, la trama edípica de Freud se convirtió en el representante central que organiza las pulsiones y la trama o narrativa inconsciente por excelencia con la que un psicoanalista interpreta. Freud dijo que el Complejo de Edipo es el shibboleth del psicoanálisis e incluso fue más allá en decir que aquellos que no se adscribieran al concepto, no podrían llamarse a sí mismos psicoanalistas. Hacer de la interpretación que Freud hizo de Edipo una matriz universal bajo la cual pensar a los sujetos, implica una cierta forma de interpretar en psicoanálisis y de comprender las estructuras psíquicas que se configuran a través de los mecanismos de represión, repudio y renegación pues dichos mecanismos se tejen en la escena primaria en una trama edípica. En dicha trama, algunos cuerpos son pensados como legitimos mientras otros son abyectos, expulsados de los límites de inteligibilidad del aparato social. En su libro, Bodies That Matter[1], Judith Butler trabaja el concepto de Kristeva de abyección para referirse a los cuerpos abyectos como cuerpos que delimitan su existencia a través de una matriz de exclusion. Estos cuerpos forman parte de un dominio de lo no inteligible y no disfrutan del estatuto de ser cuerpo bajo el signo de lo vivible. En un movimiento Hegeliano, Butler explica que la no inteligibilidad de los cuerpos, circunscribe la inteligibilidad de los cuerpos normados. Para nuestros propósitos estos cuerpos normados son los cuerpos a los que hemos denominado edípicos. Es frecuente escuchar entre analistas que hay hoy cuerpos que padecen de una vaga capacidad para representar o simbolizar y que no pertenecen a la trama edípica. Esto para algunos implica que su padecimiento no esta en la trama de lo inteligible (Edipo como trama inconsciente por excelencia) y por lo tanto, habría que comenzar a tejer en l relación terapéutica una trama que se consideraría apuntaría a la trama edípica en tanto se trataría de pacientes con predominancia preedípica, idea de la cual difiero.
Me parece importante cuestionar la teoría e ir con cuidado. Si es condición de existencia que algo más no sea inteligible, no sería de sorprender que una defensa común en los psicoanalistas o cualquiera que trabaja ardua y profunamente en una relación no sea de vez en cuando la abyección. El analista puede llegar a describir un cuerpo como abyecto o no inteligible para reafirmar su propia existencia como psicoanalista. Se ha de ser cuidadoso pues si el analista representa a algo como no representable, esto dota a lo que representa bajo una matriz de no inteligible en la que el paciente puede adscribirse y así reforzar la inteligibilidad del cuerpo del analista. Esta rigidez sumada a que para Freud no es analista quien no toma el complejo de Edipo como una trama inconsciente central, puede estar estorbando en que pensemos otras formas de ser cuerpo que se presentan hoy en la clínica.
En lugar de que Edipo como signo (explicar aquí por qué trabajo a Edipo como representación y teorías de corporeidad) trabaje como un eje interpretativo, es la base fundacional de arquitectura conceptual que distribuye a los cuerpos en una normalización disciplinada e idealizada. Es por esto que el Edipo como trama debe trabajarse en su iterabilidad dentro de la teoría psicoanalítica pues precisamente el psicoanálisis tiene un carácter liberador y de escucha del sufrimiento que padece un sujeto y no de constricción.
Al Edipo ser un ideal al que aspirar en su trama hasta su sepultamiento, se dicta una normativización que dicta qué cuerpos son legitimizados como cuerpos que importan y necesariamente hace de otros cuerpos, cuerpos abyectos. Especialmente aquellos que no son hombres cisgénero. De esto hablaré un poco más adelante con más detalle.
En la obra de Freud, Edipo es la trama inconsciente universal por excelencia, pero yo sostengo que hoy es una construcción inteligible y por tanto, no puede ser considerada del todo inconsciente. Esta trama no es ya del dominio de Lo inconsciente, el dominio de lo no inteligible. Si Freud pudo utilizer al Complejo de Edipo como una metáfora del desarrollo de la sexualidad humana, es porque ese complejo es del dominio de lo pensable. Durante todo mi trabajo, me esforzé en hacer énfasis de cómo lo inconsciente nointeligible es aquello que resiste a la representación, pero la representación es necesaria para tener la idea de que tenemos un cuerpo y de representar al rededor de la imágen inconsciente del cuerpo.
En diferentes aproximaciones al problema que Edipo como ordenador de los cuerpos aporta a la teoría y a toda una forma en la que ha funcionado nuestra cultura, Roudinesco y Preciado proponen que algunas de las manifestaciones que se observan hoy en los sujetos no responden a la trama edípica. Preciado por su parte dice que estamos frente a una nueva crisis epistémica del cuerpo y propone un estudio de la genealogía del poder implicito en el cuerpo. También apunta a la necesidad de crear nuevos mitos acerca del cuerpo. Por otra parte, para Roudinesco[2], el complejo de Edipo debe ser removido como central y nuevos mitos deben ser utilizados para comprender a los cuerpos y la diferencia sexual hoy. Ella menciona que algunos analistas contemporaneous le han dicho que las familias homoparentales no corresponden a la trama edípica y entónces les contesta que entónces hemos de cambiar de mitos. Combinar los argumentos de ambos autores diría lo siguiente; Algunos cuerpos son abyectos de la norma que la trama edípica inflinge, entonces la trama debe ser cambiada para asegurar la representabilidad de todos los cuerpos.
Lo que me preocupa de esto sería dejar de ver que el complejo de Edipo ha sido central por mucho tiempo y que eliminar el concepto implica su retorno. Edipo como signo lingüístico dentro de la teoría psicoanalítica tiene sus efectos y pienso que se necesita trabajar con el contenido de cómo pensamos Edipo para que entonces los efectos se dispersen. Así mismo, el cuerpo no es del todo representación, siempre presenta un espacio de ruptura. Para seguir representándonos, necesitamos incorporar la posibilidad de nuevas formas de ser cuerpo.
Durante este trabajo que pronto será libro, también sostengo que interpretar a través de la trama edípica exclusivamente, puede aparecer como un escape egoico de los más diferentes paradigmas de lo sexual, incluyendo “el continente negro ” de la feminidad que en la trama de Freud, toma forma como una categoría de no representabilidad.
En este trabajo explico también como el complejo de Edipo devino universal y se pensó dentro del psicoanálisis como un indisputable organizador de las pulsiones. Esto significaría que el precio de convertirse en cuerpo en la cultura es adscribirse a un orden androcrático que la trama edípica caracteriza.
La imposición de dicho aparato androcrático bajo el que la cultura hoy funciona, es violento. Los cuerpos que resisten este orden androcéntrico son abyectos; su resistencia a adscribirse a la trama edípica podría hablar de otras tramas que no han sido pensadas hoy. Así mismo, los cuerpos abyectos pueden estar aclamando la incompetencia de la trama edípica como un orden simbólico que proscribe incesto y parricidio de las masas. Mi trabajo implica decir que la violencia del ser humano no solo nace de sus pulsiones sino también de sus ideales androcráticos que en psicoanálisis se han perpetuado a través de la escena edípica. Con esto me refiero a que la violencia en nuestra cultura emerge no solo de nuestra dificultad para ligar con pulsión de vida representaciones palabra sino también como una consecuencia de los entramados que utilizamos para representar nuestros cuerpos.
Dependemos de preceptos morales y principios políticos para ser cuerpos y los preceptos morales que no erradican del todo incesto y parricidio como lo es el complejo de Edipo, no proscriben la violencia pues promueven la abyección como una aspiración cultural. Hablo hasta este punto específicamente de l diferencia sexual en psicoanálisis y de cómo está hasta hoy en día montada sobre el mecanismo de abyección. Es decir, el hombre aparece como con aquello que lo representa mientras las mujeres se constituyen alrededor de lo que no está. ¿Pero no es que una fractura en el cuerpo, en la representación, existe siempre y precisamente por eso en todos actúa algo de lo inconciente? Es así como las representaciones de la diferencia habrían de ir más allá de representaciones que repiten la abyección original. (Explicar por qué en el complejo de Edipo de la niña y cómo queda del lado de lo n inteligible, dando un hijo a su padre y dejándola en un lazo extraño en el orden familiar).
No sostengo que la creación de una nueva trama o narrative pueda representar a todos los cuerpos completamente (los de hoy o los del futuro) ni que una trama pueda hablar de cuerpos abyectos pues Edipo es la trama que ya los ha hecho abyectos. Más bien sostengo por la relación recíproca entre signo y cuerpo, que se debe trabajar con Edipo como un signo dentro del pensamiento psicoanalítico y trabajar los significados de ese signo. Freud parece haber no dado cuenta del status de Edipo en la tragedia como un cuerpo abyecto cuando teorizó el fin del complejo de Edipo del varón. Así, me enfoqué en la trama edípica pues dicta qué cuerpo es representable y cual no lo es. Cambiar la trama implica cambiar el estatuto de no representabilidad de los cuerpos abyectos de Edipo si pensamos ya a Edipo como un personaje abyecto.
Esto no ha de confundirse que decir que todos los cuerpos son representables del todo, sino que poner énfasis en que todos los cuerpos luchan hacia representarse constantemente precisamente porque la no representabilidad es la condición humana. La meta de mi investigación es contribuir a otros significados de Edipo como signo. Esto cambiaría el marco en que el psicoanálisis ha pensado a Edipo como una figura de representabilidad y no como aquel que ha sido abyecto. Este trabajo que hice también propone otras formas de reconocimiento de diferencia que no producen violencia cuando nos damos cuenta de que el acto continuo de representar la imagen del cuerpo y lo que retorna de lo inconsciente es condición para una diferencia que no es abyección.
El alcance de este trabajo es no solo restringido al psicoanálisis sino también proveer una perspectiva ética y socio-política de no violencia pues desvia la violencia a través de pensar otras formas de diferencia. Cuestiono el potencial destructivo en nuestros vínculos sociales que están contenido en la matriz de una trama que se ha pensado como universal y que por mucho tiempo lo ha sido: La trama edípica.
Para poder hacer esta crítica, tuve que estudiar dos conceptos específicos en la teoría psicoanalítica: Cuerpo y Complejo de Edipo como una narrativa del cuerpo.
En la primer parte de mi investigación, me enfoqué en el concepto de cuerpo en psicoanálisis basada en los escritos metapsicológicos de Freud, Richard Wollheim, Joyce McDougall y Piera Aulagnier para decir que los cuerpos son archivos somáticos psíquicos que guardan prácticas políticas y sociales. Luego exploré qué es la imagen del cuerpo, el yo cuerpo y las formas primarias en las que la diferencia se inscribe.
Así defendí que para devenir cuerpo, necesariamente nos adscribimos a entramados narrativos que permiten pertenecer a la cultura. Esto es de específica importancia para mí pues si existen crisis epistémicas del cuerpo, las formas en las que somos cuerpo cambian. Los cuerpos estamos sujetos a cambios históricos y a diferentes narrativas. Esto es reiterado en la teoría psicoanalítica pero poco ha sido cuestionado tomando en cuenta a la trama edípica de Freud como un entramado necesario en la era moderna para dar cuenta de cuerpos que no encontraban representabilidad.
Los cuerpos sufrientes manifiestan la cualidad de lo que es difícil de representar. Una crisis epistémica del cuerpo ocurre cuando hay una disonancia entre lo que el cuerpo se supone que ha de ser de acuerdo a la cultura y lo que podría llegar a ser que aun no ha sido representado pero retorna del archivo histórico. Este fue el caso por ejemplo del sufrimiento de las mujeres histéricas en la época de Freud que experimentaron la caída del Pater Familias. La Palabra de Dios como instancia simbólica que sostenía el útero de las mujeres cayó cuando Dios cayó. Así cuando los cuerpos no encuentran un orden simbólico que los represente, los límites del cuerpo se vuelven borrosos y su unidad se rompe. Freud tuvo la genialidad para pensar en un entramado tomado de la Tragedia Griega que pudiera dar cierto orden a los cuerpos en crisis y funcionó. El problema es que dentro del psicoanálisis esta trama se convirtió en una representación univoca de lo que el cuerpo se supone debe ser.
Representar nuestro cuerpo es necesario pero no es suficiente, pues mientras representamos, un Nuevo espacio de no representabilidad aparece. Los cuerpos necesitan continuamente representar lo que retorna de lo inconsciente (lo no representable). El cuerpo está incompleto pues siempre busca una realidad que no está solo circunscrita por su biología o por una representación univoca.
Para devenir cuerpos, necesariamente estamos alienados en las palabras de otros pero al mismo tiempo, algo en nuestro cuerpo se resiste a la absoluta representación de el para que el cuerpo siga representándose a sí mismo. Esta alienación significa que dentro de nuestros cuerpos siempre hay un espacio de extranjería, una noción de ser un extraño. El cuerpo está inevitablemente roto, es cuerpo dividido entre lo que puede representar y lo que aún es irrepresentable; una división que prueba la condición misma de su representación. El cuerpo como archive está abierto y en constante cambio e intercambio con el mundo que le rodea y en un diálogo con aquello que es inconsciente.
La imagen del mundo es primero que nada la imagen de nuestro cuerpo. El cuerpo es el primer lugar que tenemos, es el sitio o deposito de los signos, de la cultura y de la vida política con los que mantenemos un “vínculo apasionado” como dice Butler. Es decir, ese primer vinculo para mí no es con la mamá aunque suele ser ella la portadora de ciertos mensajes enigmáticos, representaciones cosa y representaciones palabra.
Este cuerpo-lugar existe porque las pulsiones de vida luchan por representar la imagen de nuestro cuerpo. Así, si el cuerpo lucha por representar, la pulsión de muerte en su forma más pura crea la no representabilidad de este pues dicha pulsión desliga representaciones. La división entre la muerte (no representabilidad) y la vida (representabilidad) constituye al cuerpo como un archivo. Victo así, por la división del cuerpo como un archivo y lo no representable, l muerte en el sentido más puro, está cara a cara frente a nosotros aunque no estemos alertas de eso. Sostuve en mi trabajo que la pulsión de muerte en su sentido más puro es lo que se hace abyecto en el proceso de corporeidad y dicha abyección posiciona al cuerpo como archivo en una relación dialéctica con la muerte. Tenemos un cuerpo y luchamos por seguir representándolo en cara a lo que aparece ante nosotros como no representable. Representamos nuestro cuerpo para posponer la muerte. Si mientras representamos la pulsión de muerte esta se subsume a las pulsiones de vida, los caminos en circuito que la pulsión de muerte toma pueden ser transformados. Si no representamos de manera continua, el cuerpo y el soma no se transforman en algo nuevo sino que la muerte actúa con una fuerza mucho más indomable sobre el cuerpo como archivo.
Dolto propuso que es gracias a las pulsiones de vida que ligamos imagines funcionales del cuerpo e imagines erógenas para crear la imagen dinámica del cuerpo. Para ella, esta imagen dinámica corresponde a la fusión del deseo de existir y el deseo de preservar la vida de los otros y dicha imagen es lo que posibilita que aceptemos el cambio de nuestra imagen y de nosotros mismos. Sabemos que la abyección que es el acto de repeler aquello que nose s amenazante para reasegurarnos pensar no ser lo mismo, es la condición para convertirnos en un cuerpo diferenciado. Pero conforme avance en mi investigación, di cuenta que la imagen dinámica del cuerpo instala otra forma de diferencia que rebase los límites de la abyección.
En la segunda parte de la investigación hice un recuento de cómo estar organizados bajo la trama edípica ha influido en el concepto de diferencia en psicoanálisis y cómo esto influye en la manera en que pensamos diversidad sexual y género. Hablé entónces de Edipo como un extraño para dislocar la matriz bajo la cual muchos cuerpos tienen un estatuto de representabilidad absoluta (hombre-falo) mientras todo lo que es diferente, no. Esta dislocación de dicha matriz conceptual necesariamente cambia el estatus de no representabilidad de los cuerpos abyectos. Sin embargo, incluso los sujetos edípicos que están bajo la matriz de inteligibilidad estan sujetos a la extrañeza y por tanto, nadie tiene un estatuto total de representabilidad.
Para Freud los niños tienen teorías sexuales donde le atribuyen un pene a todos los seres humanos así que la diferencia sexual en psicoanálisis borra cualquier categoría de diferencia que no es explicada por el pene como representante. Freud comprendió los cuerpos femeninos como cuerpos que desean algo que el hombre tiene (el falo) y que en una ecuación se transpone en tener un bebé como un regalo simbólico para el padre. Esto posiciona a la feminidad en unas leyes de parentesco algo extrañas en tanto fantasmaticamente el incesto no se prohibe pues las mujeres quedan como ofreciendo su cuerpo para crear vida como un regalo para su padre. De tal modo el padre y el hijo cobran una relevancia mayor que la pareja.
Un entramado que circunscribe a todos los cuerpos en el dominio de inteligibilidad y cualquier otra cosa en el dominio de lo no inteligible, es muy diferente a una trama en la que solo los hombres son circunscritos al dominio de lo que no ha de ser abyecto. La trama edípica posiciona a la heterosexualidad masculina en el dominio de lo inteligible y cualquier otra diferencia en el dominio de lo no pensable. Sería muy diferente interpretar a través de una trama que no hiciera a ningñun ser humno abyecto. Por eso, nuevas trams son necesarias para representar a los cuerpos que han sido abyectos pero más aun, la trama edípica debe ser revisitadade manera que tome en cuenta el estatuto de no inteligibilidad del cuerpo de Edipo.
Aunque siempre habrá fracturas o fallas en la representación, para circunscribir a todos los cuerpos en el dominio de lo inteligible, tendríamos que implementar otras formas de pensar diferencia, unas que no hagan a algunos cuerpos, cuerpos abyectos. Para cambiar el estatuto de cuerpos abyectos, propongo pensar en Edipo como ese que sufría de no representabilidad. Esta estrategia no inventa nuevas tramas pero expone los límites de la trama edípica y revela como la abyección de otros cuerpos es una mera proyección de la ruptura de la imagen del cuerpo.
Introduje la idea de que Edipo es la figura de un extraño. Un extraño es quien su unidad narcisista de la imagen del cuerpo está rota, una que no encuentra un anfitrión simbólico o un lugar en el que inscribirse. En Edipo en Colona, Antígona lleva a Edipo ya ciego a la ciudad. El ya habría cometido parricidio e incesto y se había quitado los ojos y ahora quería tener un lugar en donde descansar por siempre. Edipo ya no se preguntaba a sí mismo quién es el rey o de qué trata ser rey o ser padre. Su preocupación sería donde encontraría hospitalidad para que su cuerpo descansara para siempre. En este punto de la historia, Edipo era un extraño cuya presencia no era legítima dentro de la casa del lenguaje. Si hay algo universal en la tragedia de Edipo, es su estatuto de extraño. Universal en el sentido de que todos los cuerpos son vulnerables a su ruptura pues al depender de entramados para representar nuestro cuerpo, el statu de ser extraño está dentro de cada uno de nosotros.
Las transgresiones de Edipo rompieron con su lugar dentro de las leyes de parentesco y lo dejaron sin lugar donde ser enterrado. Esto es, no solo perdió un espacio material para que su cuero descansara pero también las coordenadas simbólicas dentro de su parentesco. Ser parte de su linaje dejó en Antígona la herencia de no tener un espacio simbólico para su cuerpo, un estatuto de extrañeza. Eventualmente, Antígona cometió suicidio y su muerte puede ser vista como una reedición transgeneracional de su dificultad para tener un cuerpo. Como los cuerpos que hoy se describen como difíciles para la clínica hoy, la imagen de su cuerpo no encontró forma de ser representada.
El status de extrañeza de Edipo y su parentesco nos confronta con ese extraño que hay en cada uno de nosotros. Este status de extraño es universal pero se manifiesta de maneras más fuertes si uno es abyecto del aparato social. Negar esa parte de nosotros que es un extraño, borra la diferencia y posiciona al extraño como un cuerpo abyecto. No preguntarnos quienes somos y quien es el otro, nos hace a nosotros o a esos otros parásitos.
Esta falla para comprender la diferencia más allá de la abyección sucede cuando la pulsión de muerte invade al cuerpo y desliga las representaciones que nos permiten ver a los otros como inteligibles. Comprender la diferencia ocurre cuando con la ayuda de las pulsiones de vida, representamos lo que es diferente en el otro como singular y valioso. Este modo de ir más allá de la abyección nos permite seguir representando.
Reforzar la omnipotencia del cuerpo hacienda lo que es diferente abyecto, puede trabajar como una forma primaria de diferenciación. Pero aquello que se hace abyecto algunas veces retornará o retaliará y volver a hacerlo abyecto en lugar de preguntar “¿quién eres tú?” (explicar aquí Derrida y Anne Dufourmantelle) nos depriva de la oportunidad de desarrollar otr forma de entender la diferencia en la que la hospitalidad pueda ser dada a otros y para nosotros mismos. Edipo es la figura que nos permite ver que aquello que retorna de lo inconsciente necesita ser cuestionado y representado y no hacerlo pone nuestras vidas y las de los otros en riesgo.
Una discussion que comenzó con afirmar que la trama edípica no es suficiente para proscribir parricidio e incesto, devino la exploración de otra parte del mito de Edipo que puede facilitar comprender la diferencia más allá de la abyección. Edipo en Colona nos lleva a considerar la abyección y la transformación de la trama en psicoanálisis puede ofrecer por la iterabilidad del signo, una forma de hospitalidad a todos los cuerpos. Edipo es la figura que nos permite ver que lo que hacemos abyecto regresa de los inconsciente para ser cuestionado y representado. Pero si no tomamos a nuestro cargo la responsabilidad de preguntar a ese extraño que retorna quién es dentro de nosotros, se borra la posibilidad de ser hospitalarios con nosotros mismos.
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