Nadia Bernal me entrevistó para hacer una nota en Malvestida acerca de los sueños y acerca del Diario Colectivo de sueños. Dicho diario es una recopilación de sueños sin interpretaciones de alguien a menos de que lxs soñantes las hagan de su propio sueño. Este diario colectivo está abierto a toda persona que quiera enviar un sueño a fernanda.magallanes@egs.edu y el blog donde se suben estos y donde se explica más del proyecto es: https://diariocolectivodesuenos.blogspot.com

La nota que escribió Nadia para MALVESTIDA la pueden checar dando click en el link abajo de la imágen. Dado que la nota es de divulgación y se suma a otra entrevista de perspectiva distinta, adjunto aquí la entrevista completa que me hizo Nadia y que comprende las ideas generales que le dieron vida a este proyecto.

https://malvestida.com/2020/04/suenos-raros-en-cuarentena-por-que-explicacion/

La entrevista original que me hizo Nadia:

¿Por qué creaste un diario colectivo de sueños en esta pandemia? ¿Qué relación tiene y por qué colectivo?

Siempre he tenido un enorme interés por los sueños y desde niña les tengo amor. Tanto así que era como una investigadora de sueños vía los medios que tuviera en ese entónces como por ejemplo el canal de televisión Infinito Paranormal (¡jajaja!). Me ponía en el patio de mi entónces escuela religiosa e “interpretaba” los sueños de mis amigas entre otras prácticas que tenían que ver con mi curiosidad, con ese otro mundo  que siempre me ha parecido que nos domina mucho más que el de la vida despierta. Por supuesto que mi perspectiva con respecto a los sueños ha cambiado y he tenido que estudiar mucho y hacerme muchas preguntas.

Con ese mismo cariño que les tengo a los sueños, hago diario de mis propios sueños y eso me ha sido una guía fundamental para escucharme y para darle lugar a mi propia voz junto con el largo tiempo que estuve en análisis. Mis compañeras de escuela de entónces, me dicen que haberles dado lugar a sus sueños (independientemente de lo que les dijera o no) fue importante en sus vidas. Conforme ha pasado el tiempo, mi gusto por los sueños me llevó a estudios algo más serios e incluso me ví llamada gracias a los sueños a estudiar psicoanálisis. Leo mucho a Freud y lo quiero mucho porque era una persona que se dió voz y que habilitó un espacio para que esas mujeres que por condiciones patriarcales hablaban con su cuerpo se dieran voz y pudieran hablar en lugar de andar con síntomas. Además también era muy genio y no se dejaba apantallar por eso, se sabía corregir.

En mi práctica psicoanalítica con analizandas, escucho desde el inicio de la pandemia que están soñando más. Queridas colegas me han dicho que las personas que acuden con ellas también están soñando más. Yo estoy soñando con mayor intensidad, mis colegas también. ¡He visto incluso tuits de mujeres diciendo que sueñan más desde la pandemia y se preguntan qué está pasando! ¿Qué no va a estar pasando? Gente se está muriendo, mucha gente se está enfermando, no hay cupo en muchos lugares para atender a personas graves y en Guayaquil las personas están en el suelo. Me alegra que estemos agitadas, es para estarlo. Soñar ya es un modo de lidiar y de reconocer eso que es tan difícil. ¡Hay que aprovechar nuestros sueños!

Aunado a esto pienso que la vulnerabilidad tiene una agencia política importante y también pienso que el modo de vehiculizar dicha agencia es la comunidad. Pero sueño con comunidades no autoritarias, cosa que es difícil encontrar. Vincularse desde compartir y desde la curiosidad conjunta sabiendo que no se sabe nada  es siempre distinto que desde la autoridad o de suponer que alguien tiene un saber que puede responder a las incógnitas de nuestras vidas. Por eso, este diario se trata de un diario sin interpretaciones, solamente se reciben y comparten sueños y cada quien los irá pensando para sí mientras comparte.

Los sueños siempre traen incógnitas y nadie más que el soñante puede saber de qué se tratan.  Durante el COVID-19, la forma de vincularnos está transformándose y pienso que hay que saber hacer con esto a lo que nos estamos y estaremos enfrentando. Me preocupa especialmente cómo vamos a construir nuevas formas de comunidad y quizás sea ingenua pero tengo la esperanza de que podamos hacer formas mejores de hacer lazo.

¿Si nuestros cuerpos ahora viven en nuestras casas haciendo cuarentena y aislados de otras personas, qué formas de comunidad podemos construir? Mi apuesta es que podamos lograr mejores formas de hacer comunidad que antes. Mi apuesta es por comunidades que no se basen en la disolución de la individualidad sino en la afirmación de la misma y en poder compartirla. ¿Qué puede ser más individual que un sueño? ¿Cómo podemos articular estos sueños en comunidad? La raíz por la que estamos soñando es un estímulo que compartimos y cada quien estamos haciendo duelo de forma distinta vía nuestros sueños. Representar imágenes es ya hacer duelo de las imágenes perdidas, de los acontecimientos políticos y sociales en los que estamos inmersos.

Entónces pensé: “¿Por qué no hacer un diario colectivo de sueños?” El espacio para la vulnerabilidad y para compartir me parece fundamental y es importante hacer comunidad a pesar de la distancia. Así mismo pienso que en el mundo estamos pasando por una nueva caída epistémica del cuerpo, de lo que pensabamos como “patriarca”, de lo que pensamos como lazo con la autoridad y con los otros. Pienso también que gracias al feminismo comenzamos las mujeres a tomar la voz que nos pertenece. 

Con la pandemia aparece la posibilidad de no estar frente al cuerpo de los otros, de que personas que no conocemos mueran y sepamos solo su cifra. Sin emabrgo, esas cifras son personas con una vida y con una historia. Sumado a esto, con la pandemia se reducen los espacios para hacer duelo de nuestros muertos incluso cuando se les reconoce. Y me parece fabuloso que con el COVID se están visibilizando peligros que antes en general las personas no contemplaban. Por ejemplo en México hemos vivido sobre un suelo que es una fosa común y esa realidad a menudo es desmentida cuando podría haber sido un vehículo para el sueño, para el proceso de duelo.

No me parece casual que en esta pandemia nos veamos movidas y soñemos más. Diferente que en otras realidades que siempre están donde los cuerpos desaparecen y sus vidas no son lloradas, hoy frente al COVID-19, las cosas se están nombrando y eso ya es un avance que quizás por su posibilidad de aparecer como representación nos ayuda a soñar en lugar de desmentir o caer en la melancolía. Pienso que soñar es una forma de hacer duelo de mucho. Hay que aprovechar ese espacio de representación para no dejarnos caer en la melancocha y poder compartir en comunidad; abrir espacio a imaginar un mundo mejor desde lo más individual y auténtico que tenemos. Como lo pienso ahora: desde nuestros sueños. Evidentemente, esos sueños no dejan de estar llenos de ambivalencia y sin embargo, portan consigo un tratamiento del conflicto, un cierto márgen de libertad de aquello que en nuestra vida se repite.

 ¿Por qué hablar de duelo, sueños, escritura y juego como una correlación entre sí?

No estoy segura de que haya una correlación. Sin embargo si postulo basándome en mi forma de leer textos de metapsicología en Freud, que el juego, la escritura y los sueños  son plataformas para el duelo de un objeto perdido que no sabemos qué es. La vida es vivir en un duelo constante. Si no se echa a andar el duelo por ese objeto perdido podemos paralizarnos en un estado melancólico. En ese estado melancólico vivimos políticamente en muchos sentidos. Sigo esa idea maravillosa de Rosaura Martínez en su  libro “Eros: Más allá de la pulsión de muerte” donde dice “necesitamos hacer un batallón de duelistas”. 

Mi pregunta con respecto a ese batallón de duelistas es por cómo poder habilitar ese duelo en comunidad ahora que las calles no son una opción. ¿Cómo puede además la toería psicoanalítica ayudarnos a  poder ser batallón y no solamente fingir que se navega solo en un espacio en el diván? Pienso que definitivamente el hecho de ser sujetos del inconsciente nos advierte ya que estamos sujetos a una serie de contingencias políticas que compartimos de formas enigmáticas. Anteriormente en mi texto Abyección, juego y sublimación que será publicado en el libro “Lo psicopolítico”, postulé en una revisión de textos de Freud que el juego es el primer modo de hacer duelo y es la base para una resignificación radical de las lógicas de poder. Jugar, soñar, representar, son los vehículos que tenemos para abrir nuestra capacidad de agencia y resignificación política.

Devenir sujeto es un proceso político en tanto que el cuerpo es afectado no solo por su biología, sino también por la manera en que el cuerpo representa la cultura y es representado por ella. El poder actúa sobre el sujeto. Lo marca y lo doma. Pero no sólo eso, sino que además confecciona el proceso a través del cual el sujeto se forma. La utilidad que ese sujeto tiene, es efectiva unicamente si está sujeto a la cultura. Esto acarrea una serie de dificultades pues la cultura a menudo es cruel y el sujeto es un archivo de prácticas culturales y políticas de las que no es del todo dueño. La actividad política entonces se ve mucho más afectada por una red de relaciones en constante tensión que viven al sujeto, que por un sujeto consciente que elige cómo puede vivir y que sabe las consecuencias de los actos que alcanza a elegir. Sin embargo, el contacto con nuestros sueños es el modo que tenemos de jugar con eso político, en este momento la situación de la pandemia que nos domina es un hecho que nos está transformando.

Soñar es el chance que tenemos de resignificar aquello que aparece frente a nosotros como difícil de procesar y que incluso nos está formando como cuerpos. Escribir también lo es y soñar ya es una forma de escribir.

Con el COVID-19 se ha echado a andar una nueva lógica que moldea nuestros cuerpos, que nos hace sujetos de una nueva forma. Hay que escribir para transformar y hay que escribir para transformarnos y así poder aprender a cuidarnos desde otro lugar para también procurar el cuidado del otro. Si va a haber una transformación, aprovechémosla a bien.

Hacer comunidad necesita venir de otro lugar que de la fusión con los ideales o el apantallamiento. Hacer comunidad desde lo auténtico: desde nuestra propia voz, desde el juego, la escritura, el soñar y hemos de habilitar herramientas que nos ayuden a lidiar con eso que carga nuestra propia voz y nuestros sueños que siempre resultan ambivalentes.

¿Por qué estamos soñando más y de forma distinta durante el encierro?

Me parece bien interesante esa palabra “encierro” que está circulando tanto y que repetimos. ¿Por qué vivir así el quedarse en casa? Creo que el encierro ya venía para todos desde antes y por eso utilizamos esa palabra. Encierro de otras cosas. Para las mujeres ha habido encierros y cautiverios que quizás ahora podamos aprovechar soñando para liberarlos.

Pienso que estamos soñando más intensamente porque se está nombrando lo que sucede. No creo que antes hubiera menos angustia sino que ahora el dolor esta tomando forma a nivel representación y nuestros sueños nos ponen alerta para hacernos cargo. ¡En verdad creo que estar soñando es una gran oportunidad política!

¿Los sueños son metáforas de los procesos que vivimos diariamente?

Sí.  También metáforas de lo que estamos por vivir, desplazamientos y condensaciones de imágenes que han quedado fuertemente afectivizadas por la soñante. Todos los tiempos de nuestra vida se condensan en un sueño en ese momento en que lo contamos. En ese sentido, llevar un diario de sueños colectivo es dar cuenta de una misma de manera colectiva.

Para muchas los sueños pueden tornarse pesadillas, lo que nos hace evocar otras emociones, tipo miedo, angustia, insomnio. ¿Qué nos recomiendas para lidiar con esto?

No es que los sueños evoquen emociones, sino que las emociones están intentando procesarse vía el sueño y cuando ocurre una pesadilla está fallando. Si quiero hacer una distinción en que es distinto sentir angustia que miedo. La angustia es un sentimiento que anda suelto, salta hacia nosotras. El miedo tiene ya un objeto localizado que le asusta. Soñar y escribir nuestros sueños a menudo nos hace más conscientes de nuestros miedos. Esto no quiere decir que no existiera antes miedo ya o que incluso antes hubiera angustia y dolor sin procesar.

Soñar es ya darle un tratamiento a aquello que nos angustia. Compartirlo es un modo de darle sitio a las angustias. Sería muy torpe que alguien de la nada interpretara esos sueños. El diario de los sueños es para contener una serie de afectos, imágenes y narraciones de una misma y enlazarlas con las historias individuales de otras. Es una forma de dar cuenta de que a pesar de nuestras individualidades compartimos en comunidad y podemos hacerlo sin fusionarnos.

Cuando los sueños son repetitivos o se tornan pesadillas, hay algo de la angustia operando y algo muy importante que es mortífero en lo que se repite. Cada quien tiene la responsabilidad de intentar hacerse cargo de sus repeticiones y cuando esto llega al límite de no poderlo hacer, es importante pedir ayuda. Yo recomendaría que llamen a una psicoanalista cuando la sublimación, el sueño y el juego no pueden lograrse o no alcanzan para contener y transformar el dolor en otra cosa.

Así mismo quiero aclarar algo: Están surgiendo líneas de ayuda en estado de emergencia por el COVID-19. Si una siente una emergencia es importante utilizarlas. Pero sumado a eso hay que saber que el tratamiento de la escucha de la vida pasa por algo más allá del estado de emergencia y cada quién lo va construyendo como puede. ¡Ojalá que sea en vínculo con alguien que esté a la altura de sostenerlo!

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